Si lo que quieres es ir al grano, sáltate el...
Preámbulo:
La frustración de no poder publicar mi descubrimiento me condujo en un principio a desarrollar algún tipo de experimento que arrojara resultados favorables a mi teoría. Por desgracia esos experimentos implican tecnología muy sofisticada y cara fuera de mi alcance y por otro lado ya se han desarrollado y/o planteado por Podkletnov y la Dra. Ning Li o su socio el Dr. Douglas Torr, el primero desacreditado por la "autoridad" académica, la segunda "desaparecida" y el tercero incorporado a las filas del ministerio de defensa americano. O como yo mismo que no consigo publicar por carecer de: título y/o inglés y/o padrinos, requisitos imprescindibles en el mundo científico para poder publicar, máxime cuando como yo hago, se ataca la "autoridad" establecida: E ≠ mc². No debería necesitar resaltar que una tecnología antigravitatoria constituiría una enorme ventaja estratégica para cualquier potencia que la controlase y en consecuencia que se trate de información clasificada.
Preámbulo:
La frustración de no poder publicar mi descubrimiento me condujo en un principio a desarrollar algún tipo de experimento que arrojara resultados favorables a mi teoría. Por desgracia esos experimentos implican tecnología muy sofisticada y cara fuera de mi alcance y por otro lado ya se han desarrollado y/o planteado por Podkletnov y la Dra. Ning Li o su socio el Dr. Douglas Torr, el primero desacreditado por la "autoridad" académica, la segunda "desaparecida" y el tercero incorporado a las filas del ministerio de defensa americano. O como yo mismo que no consigo publicar por carecer de: título y/o inglés y/o padrinos, requisitos imprescindibles en el mundo científico para poder publicar, máxime cuando como yo hago, se ataca la "autoridad" establecida: E ≠ mc². No debería necesitar resaltar que una tecnología antigravitatoria constituiría una enorme ventaja estratégica para cualquier potencia que la controlase y en consecuencia que se trate de información clasificada.
No me voy a arredrar por ello, llevo casi 20 años gritando en el desierto y seguiré haciéndolo el tiempo que haga falta hasta que como en el cuento del traje nuevo del emperador, todos se percaten de que la física actual se apoya en pies de barro. Sin más preámbulos ahí va la conjetura que he bautizado como la de Galileo, en la que la físca actual entra en contradicción porque por un lado predice que un objeto "soltado" desde una altura de 36.000 km. tardará aproximadamente 1,42 horas en llegar al suelo (y esto nadie puede contradecirmelo) y por otro lado y como ésa es la altura geosíncrona o geoestacionaria, si un astronauta que se hallara en un satélite que gira síncronamente con la tierra asomara por la escotilla y soltara un objeto, éste no caería sino que se quedaría flotando en el mismo sitio y seguiría orbitando vinculado al satélite. Esto tambien lo predice la física actual y hasta un tonto puede ver que es una terrible contradicción.
La
paradoja de Galileo (o ¿dónde se oculta la energía obscura?).
Abstract:
Se pone en evidencia la
energía obscura mediante una paradoja presentada en forma de experimento
mental. Un experimento mental que involucra una torre de Pisa de 36.000 km. De altura
y en cuyo extremo superior encontramos un satélite geoestacionario que
evoluciona síncronamente con ella. Así se proponen diversos experimentos
mentales, como realizar medidas de peso o de caída libre, que evidencian que la
energía obscura es en realidad la energía cinética del satélite. Una energía
que le mantiene suspendido y sin caer.
Cuerpo:
En un planeta gemelo a
la Tierra pero sin atmósfera, Galileo construye una torre de Pisa que alcanza
exactamente la altura de la órbita geoestacionaria. De hecho, cuando la
concluye, se encuentra un satélite geoestacionario flotando a un metro de
distancia del borde de la torre. Se abre la escotilla y aparece Einstein
resucitado, el cual reconoce a Galileo y le pregunta por el motivo de la torre.
Galileo le contesta que quiere repetir su famoso experimento desde esa altura.
Einstein ríe estrepitosamente y le dice que no hace falta que lo repita, que
sin lugar a dudas, si suelta un objeto por el borde de la torre, éste llegará
al suelo en aproximadamente 1,4 horas según puede calcularse. Galileo no está
conforme con la respuesta y discuten acaloradamente durante 24 horas, pueden
hacerlo así puesto que se hallan en sistemas sincronizados, Galileo rígidamente
unido a Tierra2 gira síncronamente con ella y Einstein en su satélite
geoestacionario hace lo propio, por lo que no existe movimiento relativo entre
ambos sistemas.
Finalmente se ponen de
acuerdo y deciden solicitar la ayuda de Superman. Según las instrucciones
recibidas, Superman, desde la superficie del planeta pero sin apoyarse en ella
para evitar el efecto de retroceso, con una fuerza prodigiosa y una precisión
increíble, arroja una piedra en una vertical perfecta hacia el punto intermedio
que separa la parte superior de la torre del satélite y con la fuerza exacta
para que su piedra alcance exactamente la altura geoestacionaria.
En el instante en que
la piedra de Superman alcanza su objetivo, Einstein y Galileo, que sostienen
dos piedras gemelas a la arrojada por Superman, las sueltan a su vez.
En ese instante
inicial, las tres piedras se hallan en idénticas circunstancias de partida,
salvo por su historia anterior de cómo han llegado a ese punto. Las tres giran
síncronamente con Tierra2 y las tres se hallan en reposo respecto de la
dirección ascenso/descenso.
Evidentemente, las
piedras de Superman y Galileo inician su descenso, mientras que la de Einstein
premanecerá flotando fantasmagóricamente a la misma altura que el satélite y
misteriosamente vinculada al mismo.
Galileo piensa que
Einstein les ha engañado y que ha soltado una piedra de materia exótica
antigravitatoria. Como no se fía, palpa por un instante su consistencia y la
suelta de nuevo. Ahora, misteriosamente, la piedra empieza a caer, y lo hace
con la aceleración correcta, la que se corresponde con la fuerza de gravedad
local.
¡Esto es una paradoja!,
exclama Galileo. No hay duda de que tu piedra se hallaba “cargada” de una
extraña energía obscura que la mantenía en el aire como si no tuviera peso y al
tocarla yo se ha descargado y ha empezado a caer.
¡La única energía que
tenía la piedra era la cinética adquirida en su proceso de ponerse en órbita!
Replica Einstein.
Ello contradice
entonces tu famosa ecuación E=mc2, porque de otro modo, y si como tú
aseguras tu piedra tenía mayor energía que las nuestras y según tu ecuación la
energía “pesa”, debería no sólo haber caído, sino que debería haberlo hecho un
poco más rápido que las nuestras. Insisto en lo de la energía obscura que
anulaba su peso.
De hecho tu sistema y
el mío son muy diferentes aunque evolucionen síncronamente. En mi sistema, si
pongo una balanza apoyada en la torre y sobre ella un objeto, registraré un
peso que aunque será muy liviano será medible. Tú sin embargo flotas en el
centro de gravedad de tu nave y si intentas hacer lo mismo, no registrarás peso
alguno. De hecho, yo mismo, aunque muy levemente, noto la presión de la
gravedad en la planta de mis pies e imperceptiblemente casi, puedo distinguir arriba
de abajo dado que el líquido de mi sistema de equilibrio también percibe la
gravedad. Si vienes conmigo a la torre te lo mostraré, dice Galileo mientras
arroja un cabo hacia Einstein.
Einstein sujeta el cabo
sin que ni éste ni él mismo lleguen a tocar
al resto de la nave y sale de ella en dirección a la torre sin tocar la nave en
ningún momento. Cuando Einstein llega a la torre empieza a notar la pequeñísima
sensación de gravedad, la ligerísima presión en la planta de sus pies.
Mientras, un satélite
gemelo al de Einstein se aproxima en trayectoria de colisión evolucionando por
la misma órbita y con la misma velocidad orbital pero sentido contrario. Por
fin se produce un choque que impondremos que sea perfectamente transformado en
energía térmica que no se disipa, con lo que la energía total de los dos
sistemas se conserva pero sus mutuas energías cinéticas se ven canceladas.
Ahora ambos satélites unidos en un único cuerpo empiezan a caer con la
aceleración correcta, mientras retroceden respecto de la torre que sigue
avanzando solidariamente unida a la rotación de Tierra2.
¿Te das cuenta?
Pregunta Galileo. El sistema final tiene la misma energía que el inicial,
únicamente se ha transformado la energía cinética en térmica y ahora la
misteriosa energía obscura que los mantenía suspendidos sin caer ha
desaparecido.
A Einstein boquiabierto
no le queda más remedio que admitir que su ecuación, la más famosa de la
historia, es incorrecta, o al menos no es general y que al parecer la energía
cinética al atravesar un campo gravitatorio transversalmente produce una fuerza
anticentral que en el caso de un satélite geoestacionario se corresponde
exactamente con el peso que debería tener en esa posición.
total o parcial sin el
permiso expreso del autor.
Y ahora la pregunta que sigue es: ¿Es la energía obscura (yo prefiero llamarla antigravedad) la responsable del rejuvenecimiento de los astronautas?. Yo opino que si.
En mi opinión, la antigravedad no es sino gravedad "normal" que evoluciona con una flecha del tiempo invertida para verlo claro: filmamos una piedra al caer y luego reproducimos el vídeo en reversa y el resultado es una piedra que asciende primero muy acelerada y luego más lentamente.
La vida es un sistema que pugna contra el caos, lucha contra la el crecimiento de la entropía. Por expresarlo graficamente es como una trucha nadando contracorriente del río. Si se invierte el sentido de la corriente del río (la flecha temporal) la trucha nadará ahora contra corriente como está acostumbrada, es decir en dirección al mar y en el caso de un sistema vivo, éste rejuvenecerá.
Estoy convencido de que ello puede proporcionarle al ser humano cumplir uno de sus mayores sueños: rejuvenecer sin perder experiencia, sino al contrario, seguir incrementándola.
No hay comentarios:
Publicar un comentario